Veinte de enero, entre dolor y fiesta. La tragedia jamás olvidada
Sincelejo.
Hoy se cumplen 45 años de la tragedia del veinte de enero en Sincelejo. Lo que para miles de sincelejanos y visitantes es fiesta y jolgorio, para otros es un episodio lleno de dolor y tristeza, al recordar la trágica partida de sus seres queridos, en las corralejas del veinte de enero de 1980.
Esa tarde del 20 del enero de 1980 nunca podrá ser olvidada por los familiares de las víctimas, que cayeron en la Plaza de Mochila, donde se jugaban los toros en las corralejas de las fiestas veintenerinas.
Es asi, como en la tragedia que sacudió al mundo, fallecieron más de 300 personas, tanto nativos como visitantes o turistas, que llegaron hasta las corralejas como de costumbre a disfrutar de otra tarde de toros, en el marco de las fiestas del veinte de enero.
Ese día decenas de personas también resultaron heridas, quienes fueron trasladadas en ambulancias y vehículos particulares hasta el Hospital Regional de Sincelejo hoy convertido en el Hospital Universitario de Sincelejo. Tanto las de mayor gravedad como los otros heridos los remitieron a otras ciudades para recibir atención medica, ya que el centro asistencial colapsó para atender la calamidad publica.
En el Cementerio Central de Sincelejo, después de la tragedia reposan decenas de cuerpos que cayeron esa fatídica tarde que, entre nubes grises y lluvia vieron como caían los palcos construidos de tres pisos con listones de madera y tablas con una figura cuadrada para ese entonces.
Aunque muchos olvidaron el impacto que ocasionó la caída de los palcos en centenas de familias, otros dolientes no podrán olvidar que desde esa tarde gris y oscura la vida les cambió, al perder a sus seres queridos en medio de las festividades enerinas.
Después de ese trágico episodio las corralejas las volvieron a realizar en el año 1998. El dolor y luto tardó 18 años, para que los amantes de la fiesta brava volvieran a sus faenas en el redondel de las fiestas del veinte de enero en Sincelejo.
Desde entonces los sincelejanos y turistas se deleitan de las faenas de los manteros, disfrutan de la azaña de los banderilleros y observan la osadía de los garrocheros qué con sus caballos corren detrás de los más de 240 astados qué se juegan durante seis días de toros. Mientras otros no quieren saber de las costumbres que una vez enlutaron su vida.