Las abarcas tres puntadas son calzadas a mucho honor por miembros de la etnia Zenú
Calzar las abarcas tres puntadas para don José Clemente, es seguir las huellas de sus ancestros, además le permite conservar y preservar la tradición de la etnia Zenú, así como también resaltar las costumbres y las tradiciones de los pueblos indígenas de Córdoba y Sucre.
“Esas son tradiciones mías de mis abuelos. Mis abuelos cuando yo era un niño usaba las abarcas tres punta, él y nosotros anteriormente, el que usaba zapato era el que tenía plata, el que no usa las abarcas y el sombrero vueltiao no es indígena Zenú”, dice don José Clemente.
Además, asegura don José que sus antepasados lo enseñaron a disfrutar de una gastronomía autóctona de la etnia Zenú, donde todos los alimentos que consumían para la época eran netamente natural extraído de la tierra y de los cultivos que cosechaban en sus territorios sagrados en medio de sus labriegas horas.
“En esa época nos criamos con caña, panela, mazamorra de mamón, apenas la leche y la sal, por eso uno hoy no sufre de mala enfermedad, porque desde que salió la química se ha desarrollado la azúcar, el diabetes que dicen y para la edad que tengo todavía trabajo”, expresa don José.
A sus 74 años, este indígena de San Andrés de Sotavento, Córdoba, todavía le saca provecho a la tierra que brota importantes productos naturales de la región que cultiva con sus habilidades técnicas y explota las costumbres y tradiciones en el campo de la agricultura para sobre vivir.
“Siembro yuca, ñame, maíz, todos eso trabajo yo y de eso vivo, tengo siete hijo mi tierra es muy sagrada empezando por Sincelejo”, dice.
Desde los 24 años salió en busca de un mejor norte para radicarse en Sincelejo, dejando atrás su territorio indígena, pero conservando su uso y costumbres con sus abarcas tres puntadas, un sombrero vueltiao que simboliza las tradiciones de los pueblos indígenas y una cubierta donde portaba su rula, como homenaje a la cultura que lo vio nacer y crecer.
“Tengo cincuenta años de estar aquí en el departamento de Sucre, soy más sucreño que de mi tierra, me siento feliz porque Sincelejo cuando nosotros llegamos aquí era muy sano, uno andaba con su mochila y cargaba la plata y nadie le quitaba a uno nada”, manifiesta.
En su armario tradicional conserva tres pares de abarcas tres puntadas para usar en su diario vivir y otras para asistir a las reuniones indígenas de la etnia Zenú, quien asegura que muy poco usa zapatos porque no es su costumbre y tradición.
“Porque uno se acostumbra desde niño con su tradición, porque a veces uno participa en los eventos indígenas y la hacen histórica y yo uso la abarca y mi rula en una cubierta, son tradiciones de nosotros los indígenas y su calabazo de agua cuando va para el monte a trabajar por eso es que uno dura mucho porque todo era natural”, expresa don José.
En medio de sus etapas vividas le tocó pelear contra el gobierno por sus territorios para brindar a las nuevas y futuras generaciones indígenas mejores oportunidades en cuanto a las necesidades básicas insatisfechas para tener una mejor calidad de vida.
“Yo pelee mucho resguardos para que el resguardo lo cogieron uno gente de lo que nosotros peleamos con el gobierno, nosotros peleamos la salud, la educación, los territorios para trabajar, y la sagrada que es el agua potable me tocó a mí también”, manifiesta don José.
Después de 74 años vividos dice que no dejara de calzar sus abarcas tres puntadas, porque quiere seguir dejando huellas en su territorio, para que no se pierda la tradición, el uso, las costumbres y la cultura que dejaron impregnados sus ancestros en sus pies.