La CEPAL resaltó la necesidad de avanzar hacia modelos de economía circular en el sector hídrico y saneamiento, con inversiones locales.
No se esperan racionamientos en estas ciudades debido a los planes de inversión público privados en gestión del agua que redujeron la vulnerabilidad del sistema.
En sus más recientes diálogos regionales, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indicó que para universalizar la cobertura del agua y saneamiento, en promedio, los países deberían invertir anualmente 1.3% del PIB durante 10 años. También indicó que el impacto desproporcionado del cambio climático y los eventos extremos continúan afectando gravemente a los sistemas hídricos, alimentarios y energéticos, así como a la infraestructura y las economías, lo que profundiza las desigualdades y agudiza la migración.
La Comisión resaltó la necesidad de avanzar hacia modelos de economía circular en el sector hídrico y saneamiento, con inversiones locales para rediseñar plantas de tratamiento en aguas residuales, visionando una transición hídrica sostenible e inclusiva; subrayó la urgencia de adoptar prácticas agrícolas para mejorar la eficiencia del uso del agua y establecer alianzas público-privadas para desarrollar tecnologías innovadoras.
Judith Buelvas, presidente de Veolia en Colombia y quien tiene a su cargo la operación de gestión del agua en 7 zonas del país, indicó que «La clave para evitar situaciones como las sequías extremas que enfrentamos, radica en la planificación, tecnología, ejecución anticipada, ética, gestión oportuna y preventiva de las inversiones; recordemos que históricamente nos hemos enfrentado a la paradoja de exceso o escasez de agua, así como a su ausencia en momentos y lugares cruciales. Esta situación subraya la urgencia de adaptarnos y evaluar las medidas que hemos implementado, con foco en la particularidad de cada territorio y en función del rol que tiene cada uno en el sistema hídrico nacional.”
En medio de esta crisis las empresas de servicios públicos desempeñan un papel crucial en la búsqueda de soluciones. Por ejemplo, en Sucre y Córdoba, Veolia junto con los gobiernos municipales está extrayendo agua de acuíferos profundos para mantener un suministro estable en medio de la escasez de lluvias. Esta acción es producto de años de investigación, gestión técnica del acuífero y estudios hidrogeológicos, lo que ha permitido resolver el problema de estas ciudades, permitiendo incluso la expansión a zonas rurales dispersas.
ciudades, permitiendo incluso la expansión a zonas rurales dispersas.
Magangué en Bolívar, en donde los niveles del río Magdalena presentaron un descenso significativo mayor al 80% del caudal normal, se implementaron acciones como: registro y seguimiento de los niveles del río y parámetros de agua, control de los volúmenes de agua captada y distribuida, control de los regímenes de bombeo, mantenimiento preventivo continuo a los equipos de bombeo, monitoreo al tratamiento de potabilización del agua, atención de reporte de fugas y daños en acueducto, micromedición a usuarios para control de agua, sensibilización y campañas para el ahorro y uso eficiente del agua. Trabajando de la mano de la alcaldía se surte de agua potable a corregimientos y zonas pobladas vecinos que no hacen parte de operación de Veolia.
Por otro lado, en Tunja la compañía ha desempeñado un papel fundamental en la adaptación al cambio climático al modernizar el sistema de abastecimiento y reducir las pérdidas de este líquido vital. En los últimos 27 años, la ciudad ha logrado reducir las pérdidas en su sistema de acueducto del 62% a menos del 20%.
En Palmira ha logrado incrementar la eficiencia operativa de la red de distribución y reducir las pérdidas de agua del 35.06% (2013) al 22.11% (2023).
En la Isla de San Andrés, se ha invertido en infraestructura y tecnología para mejorar la eficiencia operativa y reducir las pérdidas de agua, contribuyendo así a su conservación.