Dueña de fabrica de calzado llora desconsolada luego de que banda desocupara su negocio
Una banda conformada por 15 personas dejó prácticamente en la calle a 60 familias tras robar toda la mercancía de una fábrica de calzado que estaba lista para ser comercializada en el último trimestre del año.
El hurto se produjo durante la madrugada del miércoles 22 de septiembre en la localidad de Puente Aranda, en Bogotá.
Para ingresar, se encaramaron al techo y rompieron una teja.
Luego abrieron la puerta de la fábrica de zapatos y sacaron una van empujada, que era propiedad de la empresa. De esa forma le dieron paso al primer camión donde empacaron parte de la mercancía robada.
Verónica Herrera, dueña de la empresa que nació como un emprendimiento en medio de la pandemia, contó entre lágrimas lo que se robaron.
“Una banda de aproximadamente 15 ladrones, con camiones, se llevaron absolutamente todo, los celulares, los computadores, las herramientas de trabajo, se llevaron hasta las bicicletas de las personas que trabajan allí”, dijo llorando.
En la calle, los llamados campaneros estaban alerta por si llegaba la Policía y dar aviso a sus cómplices que saqueaban la fábrica de zapatos.
Durante aproximadamente 30 minutos, los delincuentes, que usaban tapabocas y guantes para no dejar huellas, cargaron los camiones que salieron con miles de pares de calzado y otros elementos.
Luego de que los vehículos arrancaron, algunos ladrones huyeron en las bicicletas que pertenecían a los trabajadores de la fábrica de zapatos y el resto de la banda caminando, sin que nadie supiera y viera nada.
La dueña del local, desconsolada, afirmó que este “era un emprendimiento nuevo de comunidad y la gran parte de nuestro personal son mujeres cabeza de familia, no solo somos una familia afectada, somos una comunidad, familias que están siendo afectadas por esta situación. Se nos llevaron nuestros sueños, nuestras esperanzas y hoy, tener que decirles a esas familias que no tenemos nada, que no podemos ayudarlos en nada y que nos robaron todas las ilusiones”.
A las siete de la mañana arribaron los empleados de la fábrica de zapatos “y cuando llegamos acá, sorpresa, todos los estantes vacíos, un trabajo de tantos meses perdido, nos habíamos esforzado tanto por darles a nuestros clientes lo mejor”, dijo una de ellas.
Los cables de las cámaras de seguridad, monitores y discos duros fueron destruidos.
“¿Por qué Colombia está así, por qué? Necesitamos justicia, yo sé que en Colombia es difícil emprender, pero sé que somos más los buenos, pero así es muy difícil emprender en nuestro país”, sostuvo la dueña de la fábrica de zapatos que no paraba de llorar.